Duraciones discontínuas, o la insistencia del instante.

Como dije en anterior post (martes 6 de octubre), este blog ha sido tomado por el espíritu de la discontinuidad. De pronto… el blanco, el silencio y, un ritmo musical que parecia escribirse solo y por fuera de este espacio.
Hago uso de esta sensación para pensar el asunto de la temporalidad y el ritmo pues siempre me ha llamado la atención la pregunta por el instante.
En el instante me alojo, frente al titubuear arritmico de las teclas para preguntarme ¿qué es la duración? ¿qué el instante?
¿Acaso podemos pensar el tiempo del sujeto como una discontinuidad? Si esto fuera asi, las consecuencias en la idea de memoria serían relevantes. Bachelard dice en «La intuición de instante» que el recuerdo no está sostenido en la duración, sino solo en el instante (no sé por qué digo «solo»). Es decir, no recordamos duraciones.
Por otro lado Badiou piensa que «no se puede buscar lo verdadero por el lado de la memoria. La verdad es desmemoriada; es incluso, al revés de lo que piensa Heidegger, el olvido del olvido, la interrupción radical», pues finalmente el olvido en cuestión es «del propio tiempo», en un intento de afirmar inmortalidad.

Si la memoria se construye con trozos de sueños e imágenes fantasmáticas no podemos sostener el ser en ese supuesto hilo (el de la memoria), entonces ¿qué es lo que dura? ¿qué se mantiene?
¿acaso, justamente, el hecho de ser discontínuos? ¿acaso el ritmo entreverado intentando escribir en medio del silencio de la noche?

Comments

  1. esse é um dos dilemas do tempo – o presente.

    na verdade em termos matemáticos o presente nem sequer existe, nada mais é que um infinitésimo, é apenas o limite entre o passado e futuro (o que impede que o passado e o futuro não sejam contínuos – uma descontinuidade sem existência real e mensurável).

    e, no entanto, é nesse presente que vivemos, pensamos, escrevemos (e sempre de forma estimulante no teu caso) e esse ínfimo segundo do presente é por vezes enorme, com uma duração quase infinita – quem resolve este paradoxo?

    o nosso amigo fernando antónio dizia «porque eu sou do tamanho do que vejo/e não do tamanho da minha altura…», apetece parafraseá-lo e confessar «que somos do tamanho do presente/e não do tamanho da idade», mas até isso…

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  2. Interesante la relación matematicas-poesía…
    Esto que dices tiene consecuencias por ejemplo en la manera de entender el relato, la memoria, el olvido… Foucault, en un precioso libro: Nietzsche, la genealogía, la história, pone el acento en la brecha de la historia.
    En fin, que la conjugación del «ser» bajo esta perspectiva es tan evanescentemente poética que, abisma….
    Gracias José Luis, por tus iluminaciones y por traer a nuestro Pessoa.
    Beso grande

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  3. ¿Sabes, Ani, que desde niña me ha fascinado esa discontinuidad de la «línea discontínua» (así se llama)?
    En especial circulando por la noche, es nuestra única guía, esa línea discontínua, en medio de la oscuridad. Y si conduzco yo, siempre temo que de pronto no continúe, que se interrumpa, en una fantasía de caída sin remedio en el abismo.
    La imagen que has elegido y tu reflexión no podían ser más certeras.
    Un abrazo enorme.

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  5. Querida Bel, y si en lugar de abismo nos encontramos con una coincidencia entre dos instantes aparentemente alejados, algo así como un cruce de caminos cuánticos :-), que nos lleva a «otro mundo»
    «…El tiempo parece abolido, ya que estos dos instantes separados por toda una duración pueden coincidir ahora..» (Sylvie Le Poulichet)
    Es fantástico el tema, y una delicia compartirlo contigo.
    Un beso enorme

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