Introducción
Claude Riehl, escritor francés.
Por Hugo Savino
“Termino mañana al mediodía (¡y sí!) La traducción de una de las cosas más chifladas que Arno Schmidt haya escrito alguna vez: Kafff, itou Mare Crisium. (El título absolutamente imposible, cambiará para la publicación). Meses de túnel con la cabeza gacha bien a fondo. Por fin espero convertirme en un humano (hacia las 14 horas).”
E-mail de Claude Riehl a Bernard Heopffner
«Entonces se trata exactamente, no de decir en francés lo que Arno Schmidt había dicho en su lengua, sino más bien de hacerle al francés lo que Arno Schmidt le había hecho a la lengua alemana.”
Stéphane Zékian: Homenaje a Claude Riehl.
Claude Riehl (22 de diciembre de 1953- 11 de febrero de 2006) fue un gran traductor francés. Un escritor francés. Traducía del alemán al francés. Tradujo de manera notable a Arno Schmidt, pero también a Oskar Panizza, Albert Ehrenstein, Joseph Roth, Melchior Vischer, entre otros. Escribió un libro fundamental sobre Arno Schmidt, una obra genial y absolutamente insoslayable para los lectores de Arno Schmidt: Arno Schmidt à tombeau ouvert. Un libro que es una perla que ningún mar se tragará. Una obra maestra de la literatura francesa. Un poco del calificativo obra maestra para tentar, para introducirlo. Me aburrí de hablar con editores para que traduzcan este libro. Ninguno se interesó. Amagos, intenciones, después el olvido, la falta de interés. Por ahora este libro le faltará al español. Bernard Hœpffner lo dijo blanco sobre negro: “Si Claude hubiera vivido un poco más, sin duda habríamos terminado por entender un poco mejor hasta qué punto traducir es escribir, hasta qué punto es hacer como si uno fuera el doble de otro, es un poco también intentar creer que uno está en cuerpo y alma al servicio de algún otro que no sea uno mismo.” Claude Riehl escribió Arno Schmidt como Henri Meschonnic dice Escribir Hugo. La obra de Claude Riehl está activa, sus entrevistas son envíos de literatura, una fuerza que trastoca los lugares comunes sobre el traducir, sobre escribir, sobre el lenguaje y el poema. Esta entrevista en Trazo freudiano es el inicio de una serie consagrada al arte de Claude Riehl.
Entrevista a Claude Riehl
realizada por Pierre Pachet[1]
A propósito de la traducción al francés de Soir bordé d’ or.
Arno Schmidt
Soir bordé d’or (Noche ribeteada de oro)[2]
Traducido del alemán
Por Claude Riehl
Maurice Nadeau editor.
Pierre Pachet. – Claude Riehl, lo conozco desde hace mucho tiempo, y en numerosas ocasiones conversamos sobre Arno Schmidt , y sobre su deseo de traducirlo al francés. ¿Podría decirme cómo maduró en usted este deseo, y por qué eligió Abend mit Goldrand : Soir bordé d’or (Noche ribeteada de oro), que acaba de aparecer en el sello de Maurice Nadeau?
Claude Riehl. – Descubrí a Arno Schmidt en las traducciones de Jean-Claude Hémery (Escenas de la vida de un Fauno[3], Leviatán[4]), muy impresionantes. Luego leí otros libros suyos. Soir bordé d’or (Noche ribeteada de oro) y lo sentí como si fuera un libro de lectura para el colegio, de manera muy ingenua, sin conocer ni comentarios ni críticas. Fue una lectura apasionada, directa. Se trata de un viaje a través de la literatura, y allí, uno encuentra tanto una poesía de un romanticismo desenfrenado, al límite de lo afectado y de lo kitsch (con muchos claros de luna), como imágenes que salen directamente de la violencia expresionista. También encontramos la técnica del relato “en mosaico” en las intervenciones del narrador, técnica puntillista que Arno Schmidt usa desde el Fauno. Era un placer que quise prolongar a través de la traducción. Y me lancé a hacerla sin ninguna seguridad de poder publicarla. Recién cuando avancé hasta la tercera parte del trabajo presenté estos intentos a editores parisinos.
Pierre Pachet. – ¿Qué dificultades – y qué placeres – encontró en el transcurso de este trabajo? ¿Qué fue lo que más lo desesperó? ¿Lo que más satisfacción le dio?
Claude Riehl. – Para emprender semejante traducción, hay que apostar. El estilo de Arno Schmidt, como bien lo dijo Hémery, es intraducible. La apuesta consistía en forzar el francés hasta llegar a dar una parte de la lengua de Schmidt. Uno de los problemas – del que por otra parte habíamos discutido juntos, usted y yo – tiene que ver con el “fonetismo” de Schmidt. Fue celebrado en los años cincuenta por su intento de dar por escrito la realidad fonética de la lengua hablada, sin tener en cuenta la ortografía vigente, inventando grafías particulares, originales, nuevas. Pasaba por ser un anti-Duden (el Duden es un célebre diccionario de la lengua alemana). Asimismo transcribió, por ejemplo, en Kaff, el dialecto de Baja Sajonia. Y a veces emplea contracciones como en la lengua oral, elisiones de sílabas, etc.
¿Para traducirlo, era necesario recurrir al “neo-francés”, como denomina Queneau a la lengua francesa oral que trató de transcribir en alguna de sus novelas? Queneau mismo terminó por renunciar a este procedimiento. Por mi parte, cada vez que intentaba traducir así alguna de las expresiones concisas de Schmidt, tropezaba con una expresión que hacía pensar mucho, y de manera molesta, en Queneau y en Zazie, y eso desnaturalizaba el texto.
Preferí traducir el aspecto oral o popular de algunos pasajes triturando más bien la sintaxis, y utilizando “faltas de lenguaje”, pero pocas veces elidí, o recurrí a grafías aberrantes. Mi placer, mi satisfacción, por otra parte, fue ver que también era posible encontrar en francés, a fuerza de trabajo, expresiones de doble o triple sentido para traducir las que eligió Schmidt.
Pierre Pachet. – Justamente. Explíquenos eso que usted llama “zancadillas-de-lengua” en el subtítulo del libro: “Para Amateurs de zancadillas-de-lengua”.
Claude Riehl. – En alemán, se trata de Verschreibkunst. El arte de las faltas que se hacen cuando uno escribe (incluso con la máquina de escribir, es por eso que casi no se puede hablar, salvo de modo ridículo, de lapsus calami): la referencia es directa a Freud y a su concepción de las faltas en la escritura consideradas como reveladoras del trabajo del inconsciente. Schmidt, desde su monumental Zettels Traum, decidió escribir deliberadamente Verschreibungen, para que se escuche la voz del inconsciente, que estaría hablando por debajo de la lengua, en “palabras debajo de las palabras”. Zettels Traum está escrito en “etyms”, con “palabras” que supuestamente llevan la marca, doble o triple, del inconsciente. Es un libro extremo, en el límite de lo legible. Cada palabra, ahí, es remitida o reenviada, a connotaciones sexuales.
Así en Soir bordé d’or, Olmers, el personaje lúbrico, es una caricatura del Dan Pagenstecher de Zettels Traum. Persigue “etyms” en textos literarios alemanes de segunda clase, como en Hackländer, en el VII cuadro, por una suerte de paranoia crítica que linda con la caricatura. El traductor tenía que hacer que se escuche, lo más fielmente posible, ese lenguaje farsesco de varios niveles, donde los sonidos, cuando tropiezan, señalan sentidos escondidos. De ahí las “zancadillas-de-lengua”.
Pierre Pachet. – Al término de este trabajo, usted conoce el texto desde el interior. Uno no puede más que imaginar hasta qué punto ya le resulta familiar, después de haber estado obsesionado por él durante mucho tiempo. ¿Qué consejos le daría al lector que aborda la lectura de Soir bordé d’or? ¿En qué estado de espíritu debe ponerse, qué facultades mentales debe despertar en sí mismo?
Claude Riehl. – Julián Ríos, el editor español de Schmidt, dice en alguna parte, a propósito de los dactilogramas, que hacen pensar en esos libros de imágenes que leemos, de niños, acostados boca abajo. Hay que dejarse llevar por los diálogos, uno es arrastrado y descubre entonces la belleza, la riqueza del relato que se despliega sobre la página, con su propia geografía, que varía de una página a la otra.
El relato se desarrolla entre el 1º de octubre y el 4º de octubre de 1974, en Klappendorf, ni bien termina la tarde hasta el alba. Vivimos con siete personajes principales, de los cuales se tiene la impresión de conocer todo, sus nanas, sus perversidades, su pasado. Alguien dijo de Soir bordé d’or que era “el más privado de todos los textos literarios”. El lector siente una proximidad extrema con el narrador, es arrastrado a la acción y a los diálogos, a un mundo ficticio en el cual uno tiene la impresión de vivir.
Mi trabajo consistió en vivir, no durante tres días sino durante cuatro años, en Klappendorf, y en convertirme en un miembro de pleno derecho de esta comunidad de viejos y de muchachitas.
Pierre Pachet. – ¿Cuáles son sus proyectos a partir de ahora?
Claude Riehl. – Están vinculados a Arno Schmidt. Le entregué al editor Christian Bourgois el manuscrito de Brands Haide (El brezal de Brand): y trabajo en Schwarze Spiegel (Espejos Negros): de esta forma se completará en francés la trilogía que forman estos relatos con Leviatán, trilogía que lleva el título de Nobodaddy ‘ s Kinder (Los niños de Nobodaddy : “Nobodaddy”, “Papa Nadie”, es el nombre que Blake le daba al Dios cristiano). Me gustaría también continuar la traducción del poeta expresionista Albert Ehrenstein, al que Schmidt amaba mucho, traducción que empecé con el relato Tubbutsch (aparecido en Circé), cuando traduje la colección de novelas cortas Suicidios de un gato no castrado.
Entrevista realizada por Pierre Pachet para la Quinzaine Littéraire. (1991)
Traducción: Hugo Savino
[1] Entrevista publicada en La Quinzaine littéraire,
[2] N. de T.: En este caso traducimos la traducción de Claude Riehl. No hay traducción al español de este libro de Arno Schmidt.
[3] . Incluida en la trilogía Los hijos de Nobodaddy, que incluye Momentos de la vida de un Fauno, traducción de Luis Alberto Bixio, El brezal de Brand, traducción de Fernando Aramburu y Espejos negros, traducción de Florian von Hoyer y Guillermo Piro, Debolsillo, 2012.
[4] Arno Schmidt: Leviatán/Espejos negros, traducción de Florian von Hoyer y Guillermo Piro, revisión de Octavio di Leo. Editorial Minotauro.
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