Entre filosofía, psicoanálisis y arte. Conversación con Ani Bustamante.

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Libertad bajo palabra es un programa de radio de la universidad Antonio Ruiz de Montoya  conducido por Arturo Sulca y producido por Michael León. Hace unos días me entrevistaron y quedé gratamente sorprendida por encontrar un espacio así de rico, complejo y abierto, que apuesta por recorrer los saberes y sus bordes, sin temor a la marginalidad de aquello que no ha sido etiquetado por la academia, sino, más bien, sustrayendo de ese lugar, la palabra libre, que nos da siempre la posibilidad de recrearnos.

En esta emisión conversamos sobre Fernando Pessoa, Chabuca Granda, y otros «acontecimientos» que convocan mis pasos desde hace ya muchos, muchos, años. Cito un fragmento del programa:

“Pessoa, en su búsqueda de sentido para las sensaciones, descubre las grietas en la representación y la incapacidad estructural del sujeto para tener un conocimiento directo del mundo. La escritura de Pessoa puede entenderse como una suplencia del “nombre del padre” que opera sujetándolo ante la problemática de unos goces vertiginosos con la nada, la melancolía y el no-ser. Pessoa hace síntoma en la escritura, en ella crea otredades, divisiones, intervalos. Juega, despersonalizándose, a construir algo ahí en donde hay un vacío. Es decir, a través de la escritura se las arregla con el vacío asumiendo la falta estructural del sujeto y en ella hace obra.

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La luz de Norberto Gómez

Por Hugo SavinoNorberto-Gomez

Hay un principio de desacato en la obra GómezGómez no hace personajes congruentes, imágenes acabadas, ilustraciones para traducir. Hace materia afectiva, vivencia de poema, hilos de un sistema nervioso.

Y la obra Gómez ya se separó de las teorías que se suceden cada cinco años. Gómez ni siquiera las considera un lastre. Nunca se enroscó ahí. Las deja atrás en el uso del tiempo.

Alguien dijo que el artista es el único que no tiene el arte, tiene todo menos el arte. Lo está haciendo. Uno quiere gritárselo a la estandarización de la obra de arte. Sorda de toda sordera.

Norberto Gómez es un artista en su taller, solo, sin ismos, sin ortodoxias, sin vanguardias, no hace lo que sabe, hace lo que no sabe, lo que no está hecho. Mientras el griterío de lo postmoderno hace lo hecho una y otra vez. Norberto Gómez se relee para arrancar, no para repetirse. Busca lo desconocido que tiene adentro.

Creen tener la noción de lo moderno y sólo tienen la repetición. La obra de Norberto Gómez es moderna porque está activa en el presente, y tiene todo el futuro de la obra activa.

Miro esta obra Gómez –saco la preposición de- y ahí está Gómez, sóNorberto-Gomez-
lo la fuerza Gómez, que se liberó del escultor como papel social, se liberó de la escultura y del dibujo como promesas de garantías, y su libertad se transmite al que mira. Gómez, su obra, nunca está donde lo espera la retórica de lo moderno, de los que tienen ínfulas de modernos, y que no saben que sólo son contemporáneos que dicen una y otra vez todos los lugares comunes del facilismo de la estética. Ni siquiera saben qué es un moderno. Esperaban a Norberto Gómez en la esquina de la retórica que les da esos pequeños poderes de jueces, y la obra Gómez los desorienta porque aparece activa en el presente de un futuro que se les escapa. Desacata los mandatos. No hay que ver esta obra con los ojos de la historia del arte, con lo ya hecho, la fidelidad a la historia del arte nos llena los ojos de palabras, nos da toda la argumentación que nos vuelve ciegos, y sordos. No se mira con esa historia, o al menos, hay que saber que ese pasado es una constante reinvención, tampoco se mira esta obra con los imperativos de lo contemporáneo, se mira con el cuerpo, hay que acompañar lo nuevo, aceptar que nos faltan las palabras. La obra se está haciendo ahí, en nuestra visión y nuestra visión se transforma con la obra. La obra de Gómez siempre se está haciendo, es inacabable. Hay un academicismo de lo modernísimo, que se come la cola en el sacerdocio del arte moderno. La estética vive enamorada del arte. Y sólo le habla a la estética. Vive mal el desacato. Y Gómez no hace estética, hace obra.

Norberto Gómez escucha con las manos.

Fuente: Entrelazos

Cuando la mirada muerde

Por Ani Bustamante

“la rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos”

(Alejandra Pizarnik)

Foto: Amparo Garrido, colección «SOY TU»

Hace unos días se llevó a cabo en Lima la feria de arte “Art Lima”, la puesta en escena llevaba toda la parafernalia del “mercado” del arte, lo cual resulta interesante para una paseante como yo, que busca pescar un signo que convoque la mirada. Esto ocurrió, en medio de ese exceso contemporáneo y sus pliegues, en medio de la pose naif de aquellos que van a la caza del nombre, la imagen y el status.

Hay que poner en marcha una resistencia, poner el ojo en el margen o como diría Eva Lootz: «en el rabillo del ojo se ve lo que está a punto de aparecer»¹

Allí, resistente e intempestiva, un signo convocó mi mirada, fui mordida. Comunión entre obra y sujeto, alquimia del deseo que no se da sin transformación subjetiva.

Algo me mira, descubro esos ojos. No son mios, son Otros, lejanos e íntimos.

Las ferias de arte están afectadas, que duda cabe, por el goce de la época, allí la mirada se multiplica en un juego que parece no saber de limites. La mirada lo quiere todo, mira todo, y todo, como pretensión absoluta, es una mentira. Los sujetos posmodernos se ofrecen como vitrinas para ser mirados, mirando. El objeto arte es un medio para que este juego de espejos tenga lugar. Quiero que me miren mirar arte. Esto nos lleva a constatar que cuando de mirada se trata, lo relevante no está en el hecho mismo de mirar algo, sino por el contrario, en el hecho de ser mirados por ese objeto. Eso nos mira, he ahí la potencia de la obra de arte. Somos capturados por un pedazo de mundo que nos es imposible definir con categorías racionales, somos capturados por un agujero en la representación, cuya potencia revela una existencia que no se reduce, ni se reducirá jamás, a ser medida o contabilizada.

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Cuestión de anatomía

Por valentina Torres Zorrilla

A partir de la pregunta ¿y qué es en verdad un cuerpo? propongo una re-escritura autobiográfica desde las líneas corporales. Una reflexión poética mediante el dibujo y los desplazamientos que sugiere el cuerpo en su permanente búsqueda de sentido.

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