En medio de saudades, de cartas que evidencian lejanías y afecto, veo dibujarse entre ausencias y letras, una suerte de personaje-ciudad. Hoy desperté con una cartografía que me llevó a caminar por Corrientes, cruzar Gran Vía y llegar hasta malecón Armendariz. Una vez ahí, frente a mis bordes limeños, decidí continuar, con paso lento, para sentir en los pies la textura de la extrañeza de las olas al rozar la playa de la infancia.
Seguí caminando mirando al mar de reojo, un sonido llevó mis pupilas a llenarse de azul para divisar un barco que llevaba consigo una banda de músicos delirantes.
Terminé el desayuno,
ya sin galletas ni mermelada, mis manos vacías buscaron el cotidiano ejercicio de las teclas, el sonido y las palabras.
El buzón de entrada trae noticias Argentinas.
Es evidente el espacio que se abre entre el muelle y el navío, y en él invento una ciudad con fragmentos de las ciudades queridas, recorridas. Una ciudad que, así como yo, es muchas. Con puentes, ríos y alamedas construidos entre aviones y cartas.
Me pregunto por lo que inspira a formar esta recolección de fragmentos urbanos que es una manera de ganar territorios… perdiéndolos.
Una manera de territorializarse a costa de desterritorializarse.
La lógica del no-todo parece asomar.
Me faltan palabras para dar cuenta de esta sensación. Para dar, lo que no tengo.
Me faltan.
Asomo por la ventana buscando nuevos aires.
Pasa por Larco un hombre perdido, se le ve joven e inquieto. Camina con un pie en la vereda y otro en la pista. Mira hacia arriba y toca mi mirada, señala un afiche que dice: “despenalizar la marihuana” y dibuja cenizas con sus manos.
Miro hacia dentro del cuarto, está encendido el fuego sagrado de la música.
-Tenías razón Lucho, digo entre cita y cita, qué bien suenan las cuerdas cuando la loca sale a escena.
¿La loca? ¿quién es ella que habita en los intersticios? ¿dónde vive?
– Un quieto fingidor de árbol, dice: ella vive en el volcán.
Mientras las cenizas pluralizan la tierra una, en ciudades de fuego, en suspiros de España, en Aires del puerto de Lisboa.
Deja una respuesta