Deseo de Deleuze y su Desterritorialización

Gilles Deleuze ha sido siempre de gran inspiración para mi, es innegable su capacidad para hacernos producir nuevos conceptos y cuestionar antiguas y gastadas ideas psicoanalíticas.

Vengo escribiendo desde hace un tiempo sobre la «letra», concepto lacaniano que me parece imprescindible en nuestros tiempos. Hoy he querido dejar en este Trazo una Letra, la D de deseo, la D de Deleuze, recortando unos fragmentos de una conversación entre Deleuze y Claire Parnet llamada «El abecedario».
La D como letra no significa nada pero detona significantes potentes para el psicoanálisis y el esquizoanálisis, como el de deseo. Siguiendo la pasión por Deleuze espero arrancar de esta letra multiplicidades, hacer agenciamientos. Siguiendo mi Trazo psicoanalítico tengo mucho por oponer y discutir a la posición deleuziana.

Es genial pensar el deseo en función de los elementos y las relaciones que se ponen en juego. Bien dice Deleuze, no se trata del deseo aislado, sino del «deseo que fluye en un agenciamiento». Lo que busca Deleuze es romper con el eje psicoanalítico que tiene al Edipo como centro (no hay que olvidar que este concepto es el que dio vida al psicoanálisis, sin que esto signifique un destino enquistado), por lo tanto hace una abolición de cualquier trazo que pueda determinar nuestra elección deseante. Es decir, no habría huella, a la que regresar.
Lacan va deslizando estas nociones edípicas y las reformula primero con su teoría significante y luego con la topología borromea. No se trata pues, de calcar en el mundo (ancho y ajeno) los modelos familiares (eso es reducir el psicoanálisis a un psicologismo), se trata de la estructura del lenguaje y de la manera como el cuerpo se relaciona con lalengua.
Otro asunto espinoso es el de la relación «deseo-castración». Encuentro un problema al hablar de estos términos sin precisar en que «agenciamiento» estan dados.
Discuto contigo Deleuze, y esta discusión me apasiona. Te desterritorializo.
Y pienso en tus rizomas encontrando un punto, un menos que produzca el más -esta es mi versión-
¿puede haber deseo sin ese espacio por el que fluyan las singularidades? y ese espacio, vacio… ¿no es un menos?

Dejo la letra.
La discusión seguirá sus rutas múltiples…

Comments

  1. Yo no tengo estudios…soy autodidacto…

    Me ha costado mucho «descifrar» a Deleuze…llegué a él, a través de la literatura…y le traiciono a él, le atacó por la espalda y le pongo a «parir monstruos», como él mismo decía…

    Entonces, la salvedad anterior, para dejar mi impresión de tu post…

    No entiendo muy bien la pregunta, no sé, no logro centrarme ante las posibles dudas o cómo quieres desterritorializarle…

    Según aprendí con Deleuze y Guattari, hay que estar atento, en guardia, desconfiar, del Significante, ése es el enemigo, dicen…

    No quedar atrapados en los juegos del Significante…

    Por otra parte, la carencia no nos estructura (¿no es ésta una idea del psicoanálisis?)

    El esquizoanálisis, la nomadología, se resiste a creerlo…

    El deseo (más bien o tal vez más preciso sería hablar de «el desear»), no carece de nada…

    Son determinados Agenciamientos despóticos, generadores de ciertos Significantes, los que secustran o someten el desear a la idea de carencia…

    De ahí, la idea revolucionaria de lo menor, de sustraernos, de n-1 como formula (noción y experiencia) de la escritura, de nuevos devenires…

    Un fuerte saludo. Gracias por un blog como éste.

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