por Andrea F. Amendola
Un niño de 7 años en entrevistas relata acerca de un juego de play station: “en el gta san andreas se puede hacer de todo, matar gente, matar a la policía, pegar a mujeres y bebés, matás para tener más armas, los chorros de sangre corren por todos lados. Ganás más dinero robando, nunca termina ese juego hasta que lo apagás. El asunto es matar gente y si te matan perdés. Jugás a que matás gente pero no matás”. *
Una masacre más en la serie, pero no se trata precisamente de una serie del mundo del espectáculo aunque tenga vastas conexiones con el mismo, el goce del horror está en cartelera hoy y en nuestra contemporaneidad la ficción se ha llenado de fisuras por donde se le cuela la realidad.
Las masacres en los colegios de los Estados Unidos datan desde 1700, de hecho se han presentado cerca de cien asesinatos y masacres en centros educativos. Estados Unidos es un país con más de trescientos millones de habitantes y más de trescientos millones de armas sin impedimentos para comprarlas más que la mayoría de edad y el dinero suficiente para adquirirlas. Para estos ciudadanos tener un arma es parte del ser nacional, por eso el derecho a portarlas está plasmado en la Segunda Enmienda de la Constitución.
Nancy Lanza, madre del asesino, era un claro ejemplo de ese tal ser, ella era preparacionista (personas que se preparan para futuras catástrofes nutriéndose de provisiones alimenticias y de armas). Nancy no sólo era una coleccionista de armas sino que atesoraba un arsenal de pistolas, escopetas de caza, rifles de asalto del ejército, similares a los que dieran fuego en Irak y Afganistán.
comentarios recientes