Comentario a la película «Lobo de Wall Street»

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Por Andrea Amendola

De la mano de Martin Scorsese, es puesta en escena la historia autobiográfica de Jordan Belfort, interpretada en este film por el actor Leonardo Dicaprio, un corredor de bolsa que se niega a cooperar en un caso importante de fraude de valores, en el que están implicados Wall Street, las grandes corporaciones bancarias y la mafia. Mostrando la evolución desde el sueño americano a la codicia corporativa, Belfort pasa de las acciones especulativas y la honradez, al lanzamiento indiscriminado de empresas en Bolsa y la corrupción de finales de los ochenta. Con poco más de veinte años, su enorme éxito y fortuna como fundador de la agencia bursátil Stratton Oakmont le valió el mote de “El Lobo de Wall Street”. Un subtítulo antecede la película: “más, más… nunca es suficiente”. Desde una lectura lacaniana podemos situar el signo de un discurso que convoca a la compulsión insaciable, a un tiempo en continuo en donde la pausa contradice al ideal de un hedonismo añorado. Jordan corre detrás del éxito. Hanna, un corredor que lo inicia en la práctica, le propone reglas para lograrlo: el cliente no importa, la cocaína lo mantiene rápido y bien despierto de oídos, masturbarse mientras piensa en dinero, y es así como este lobo ingresa al parque de juegos en donde la rueda no para, no se detiene en los 365 días del año, en cada año, en cada década y en cada siglo. El protagonista se lanza hacia una alocada carrera hacia la multiplicación del dinero, el sexo y las mujeres, el consumo de cuanta droga estuviese presta a columpiar el cuerpo recortado para no parar, los objetos diversos se homogenizan por momentos en un uno indiscriminado, nombrados todos por un repetitivo “fuck you”, cual S1 que revela un rasgo actual de nuestra sociedad: la autoridad como principio de ley resulta ineficaz y se desgaja, ante la conducta de Jordan y su manada de lobos voraces de más. Estos objetos taponan la causa del deseo y la división del sujeto, no hay lugar para que la angustia muestre sus hilachas, son los objetos alternándose como partenaire de Jordan y sus compañeros. Jordan revela hasta qué punto quienes lo siguen han ubicado en sí el mismo objeto como ideal del Yo, él representa la sed del éxito a lograr en poco tiempo.de-la-coca-al-adderall-cronologia-de-la-drogadiccion-en-wall-street_150114_1389787652_28_

El placer está centrado en ir más allá de la ley, Jordan no quiere detenerse, su padre intenta persuadirlo para que se retire pero su decir queda sin efecto, a lo cual este padre continúa trabajando bajo el ala de su hijo acompañando sus decisiones y representando una función que no prohíbe ni se revela. Belfort encarna un discurso que refleja la propuesta de cómo ser un excelente hombre máquina que no se detenga y cabalgue hacia el rumbo de un matrimonio conveniente: producir y gozar más y más, pues el lema del lobo reza: “no aceptar el no como respuesta”. La elección amorosa de una duquesa está planteada como una adquisición más, es clave una pregunta que Jordan se hace antes de proponerle matrimonio a Naomi, y es la siguiente: “¿Qué haces cuando no sabes en qué gastar tu dinero?” y es ahí en donde un anillo de compromiso surge como un objeto representante de otros por venir alistándose en el sentido del “matrimonio”. Una escena hacia los finales del film nos permite pensar en el cuerpo amordazado por un goce feroz: arrastrándose por el suelo, anestesiados parcialmente sus miembros por exceso de drogas, Jordan descubre que puede reptar atravesando la selva de su éxtasis. Luego, una imagen lo orienta: es Popeye el marino consumiendo espinacas, desplegando su poderío se eleva y vuela…. Jordan cual pálido reflejo imita al marino y consume cocaína, y al modo del súper héroe salva a uno de sus secuaces. Gritos, sonidos guturales socavan la concavidad de un cuerpo estragándose la subjetividad…. El hombre en plena voluptuosidad de un goce que lo implosiona. “¿Qué tal es el paraíso sobrio?”-le pregunta Dennis Aburrido, horrible, demasiado, quiero matarme…-responde Jordan. Un film que retrata fielmente los síntomas actuales de la época y los tropiezos de la subjetividad moderna cuando se intenta ir más allá del principio del placer… sin haber leído a Freud.

 

Música no lineal (2): Ramon Humet

En una mañana de domingo, sin la esclavitud del reloj, una otra manera de habitar el tiempo, un nomadismo que me lleva al placer del texto, y a recorrer la red, sin intención de encontrar nada específico. Aparece, entonces, este interesante texto, que resuena intempestivamente con mis reflexiones sobre la música en Deleuze.

19 preguntes

(Artículo publicado en el suplemento Cultura’s de La Vanguardia, nº 430, 15 de septiembre de 2010. Edición impresa)

«Aquella señora tiene un piano / que es agradable, pero no es el correr de los ríos / ni el murmullo que los árboles hacen…». Estos versos de Fernando Pessoa dan fe de una sensibilidad parecida a la que viene gobernando la música occidental desde mediados del siglo pasado: la tendencia hacia el ruido. No entenderemos aquí por ruido el sonido feo, sino aquel que, como el murmullo de los ríos y los árboles, escapa a nuestro control. Esa tendencia de la música hacia el ruido se ha dado por dos vías opuestas. La primera es el uso de sonidos grabados directamente del entorno o producidos con objetos que no son, en principio, instrumentos musicales. Precisamente por no haber sido concebidos como instrumentos, los sonidos que emiten esos objetos son difíciles…

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Los sonidos de Chabuca*

Por Wili Jimenez

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“Los sonidos de Eros, un recorrido por la obra de Chabuca Granda” es un ensayo en el que la psicoanalista y escritora Ani Bustamante se ha adentrado en la dimensión humana de Chabuca Granda.

Entrevistada por LaMula.pe Bustamante explica que la obra de Granda aborda “lo femenino y su relación con lo masculino, ese es el latido de fondo. La pregunta por el cuerpo y sus resonancias a través de la música y la letra. Esto aparece a partir de algunos ejes más obvios como la añoranza, el recuerdo, el sonido, lo femenino y el mestizaje”. En su obra, lo dice Bustamante, lo andino, lo negro, lo europeo están presentes, prima su apertura a lo del otro. ¿Qué cantaría hoy Chabuca?, le pregunto.

“Esa pregunta hay que responderla desde el ‘mito’ Chabuca que cada uno va construyendo a partir de profundizar en su obra. Yo creo que Chabuca cantaría, por ejemplo, al amor en todas sus formas -aunque eso ya lo hizo-, y nos haría recorrer caminos para pensar la libertad de la mujer para decidir sobre su cuerpo, las uniones del mismo sexo, la globalización y el consumo. En fin, habría que reformular tu pregunta y decir: ¿qué canta Chabuca en nosotros, después de escucharla con detenimiento?”.

CANTE USTED, DOCTORA

Bustamante se dedica a la investigación de las relaciones entre arte, filosofía y psicoanálisis. Que forman una fina trama es algo que “sabemos desde Freud, quién nos muestra cómo el arte está siempre un paso adelante. Por eso la relevancia de la tragedia griega, de Dostoievski, Shakespeare. La filosofía como posición crítica y elaboración conceptual; como esa mayéutica socrática que inspira al psicoanalista; siempre en relación compleja y problemática. Todo aquel interesado por el psicoanálisis, participa de alguna manera con este tejido entre arte y filosofía”.

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Próximo lanzamiento de «Sin Querer» un cortometraje de Graciela De Luca

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Trazo Freudiano tendrá el honor de presentar próximamente el corto «Sin Querer» de la directora argentina Graciela De Luca.

Con esto afianzamos este espacio como lugar de encuentro. El cine en este caso será el disparador de reflexiones en torno a lo femenino, el maltrato y el destino, a través de la trama y propuesta visual de Sin Querer.

 

 

Sin  Querer  narra un pasaje en la vida de Soledad Maidana, quien movida por la necesidad de olvidar, toma una decisión que cambia el rumbo de su destino… sin imaginar que es el azar, a veces, el que decide todo…

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