La masacre de Newtown o lo que ya estaba escrito

por Andrea F. Amendola 

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Un niño de 7 años en entrevistas relata acerca de un juego de play station: “en el gta san andreas se puede hacer de todo, matar gente, matar a la policía, pegar a mujeres y bebés, matás para tener más armas, los chorros de sangre corren por todos lados. Ganás más dinero robando, nunca termina ese juego hasta que lo apagás. El asunto es matar gente y si te matan perdés. Jugás a que matás gente pero no matás”. *

Una  masacre más en la serie, pero no se trata precisamente de una serie del mundo del espectáculo aunque tenga vastas conexiones con el mismo, el goce del horror está en cartelera hoy y en nuestra contemporaneidad la ficción se ha llenado de fisuras por donde se le cuela la realidad.

Las masacres en los colegios de los Estados Unidos datan desde 1700, de hecho se han presentado cerca de cien asesinatos  y masacres en centros educativos. Estados Unidos es un país con más de trescientos millones de habitantes y  más de trescientos millones de armas sin impedimentos para comprarlas más que la mayoría de edad y el dinero suficiente para adquirirlas. Para estos ciudadanos tener un arma es parte del ser nacional, por eso el derecho a portarlas está plasmado en la Segunda Enmienda de la Constitución.

Nancy Lanza, madre del asesino,  era un claro ejemplo de ese tal ser, ella era preparacionista (personas que se preparan para futuras catástrofes nutriéndose de provisiones alimenticias y de armas). Nancy no sólo era una coleccionista de armas sino que atesoraba un arsenal de pistolas, escopetas de caza, rifles de asalto del ejército, similares a los que dieran fuego en Irak y Afganistán.

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¡Por fin! Ahora sabemos donde se encuentra el amor romántico.

Por Andrea Amendola

2706350Actualmente circula en diversas revistas de interés general los estudios que Helen Fisher viene realizando sobre el amor romántico.Helen Fisher, antropóloga y directora del departamento de Investigación de la Universidad de Rutgers, en New Jersey (Estados Unidos), ha dedicado su vida a analizar la neurobiología del amor. Según su teoría, existen tres sistemas cerebrales relacionados con el amor que interactúan entre sí: el impulso sexual, el amor romántico y el cariño o apego tras una larga relación.

A partir de esta premisa, en 1998 inició una investigación con un grupo de 32 personas que declaraban estar enamoradas a las que se les hizo una resonancia magnética para ver qué conexiones se producían en el cerebro; 17 de ellas decían ser correspondidas y 15 habían sido rechazadas. Entre las que estaban enamoradas hallaron actividad en la zona tegmental ventral del cerebro, que produce dopamina, y en el núcleo caudado. Ambas zonas forman parte del sistema básico de recompensa, que se asocia con la motivación por conseguir unos objetivos. «El área de la zona tegmental ventral en la que encontramos actividad es la misma que se activa cuando la persona experimenta el llamado subidón de la cocaína», ha explicado.

Esto indica que «el amor romántico no es una emoción, sino que es un impulso, una necesidad fisiológica del ser humano».

Dopamina y rechazo

Entre las quince personas que habían sido rechazadas encontraron actividad cerebral en el área del mismo sistema de recompensa: en parte del núcleo accumbens, que se relaciona con las conductas adictivas (como las apuestas), en la corteza insular, que se asocia con el dolor físico, y en la corteza órbito-frontal lateral, relacionada con los pensamientos obsesivos. Esto explicaría por qué algunas personas siguen enamoradas a pesar de haber sido rechazadas ya que estas áreas siguen perteneciendo al sistema de recompensa, en el que actúa la dopamina. «A pesar de no recibir lo que uno quiere la dopamina sigue trabajando».

Según Fisher, algunos de los mecanismos que se activan en el enamoramiento son iguales en hombres y mujeres, como el núcleo caudado y el área tegmental ventral. Sin embargo, existen diferencias.

«En hombres hemos encontrado más actividad en parte del lóbulo superior, que se asocia con la integración de los estímulos visuales, mientras que en las mujeres, las áreas que entran en juego se relacionan con la memoria y los recuerdos». Además, ha añadido que las actividades cerebrales que se producen cuando se está enamorado sólo suceden una vez en la relación de pareja, pues «a lo largo del tiempo el amor se va convirtiendo en cariño y apego».

Por otra parte, Helen Fisher ha explicado por qué se dice que el amor es ciego. «Cuando estamos enamorados un área del cerebro se desactiva». Es una parte de la amígdala cerebral, que se relaciona con el miedo. Por eso «no vemos los aspectos que no nos gustan y aceptamos el resto».

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Iglesia y per-versión

una reflexión sobre los poderes de la iglesia, su per-versión, y el revés del sacrificio

Espejismos: el cuerpo y las sustancias…

Por Andrea Amendola

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La característica del tiempo en el que vivimos nos pone en evidencia que el hombre, en sentido genérico, no logra encontrar el objeto que lo satisfaga y sólo encuentra desdicha en su búsqueda.

El hombre queda preso de espejismos, supone que lo que desea es eso que ve delante de sí pero en cuanto a saberlo… está perdido, extraviado.

Pensemos, por ejemplo, una mujer bonita puede causar deseo, un hombre musculoso y elegante puede causar atracción, o tal vez obtener un título universitario o, quizás… pertenecer a alguna institución…. Entre tantas otras cosas  podemos pensar que estas cosas son deseables por algunos, creemos que sabemos lo que deseamos porque generalmente nuestro cuerpo nos da indicios, la atracción, la excitación, el entusiasmo son sensaciones que se alojan en nuestro cuerpo.

Ahora bien, ¿cómo no engañarnos ante tales fenómenos? ¿Cómo discernir en una época en la cual las sustancias son la vedette del momento?

El nuevo malestar en la cultura es una consecuencia de la ficción de que toda angustia, todo dolor o sufrimiento pueden ser resueltos con objetos, rindiendo culto a la omnipotencia de la ciencia de modificar y controlar la naturaleza: el nacimiento, la vida, la vejez, la enfermedad y la muerte. La reivindicación del adicto a acallar  el malestar de esta forma aparece legitimada en nuestra sociedad hedonista. Las sustancias “generadoras” de adicción cubren todos los rubros: más de siete que incluyen vicios y virtudes(alcohol, sexo, drogas, hidratos de carbono, pero también trabajo y actividad informática). Hay un cuerpo implicado allí, pero las más de las veces ni pensamos que tenemos un cuerpo, actuamos y vivimos como si el cuerpo no existiera hasta que algún indicio aparece…

Debemos pensar y registrar que habitamos un cuerpo ya que todos somos adictos y en potencia, estas patologías nos introducen de golpe en los huecos infernales que el progreso va dejando, arrastrando un tratamiento del dolor y el sufrimiento que más se parece a una sustancialización de los problemas que a la búsqueda de su causa. Todo parece esperarse del objeto, nada del sujeto. Sujeto compelido a elegir, a reconocer no su deseo sino objetos para su deseo.

Cuando un adicto consume, cuando un obeso se da un atracón, no está consumiendo una sustancia, sino un espacio imaginario de posibilidad, creo que obtengo lo que busco ingiriendo algo para obtenerlo.De este modo, la ilusión engaña y el sujeto cree encontrar lo buscado… pero se trata de espejismos.

El psicoanalista es aquel que mediante su escucha permite a quien consulta, desanudar las trampas de la ilusión para permitirle encontrarse de frente con lo real de su angustia, con aquello que lo causa y lo extravía. Se trata de una experiencia en la cual los espejismos se diluyen y se encuentra el sentido de otro camino por recorrer: el camino real.

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