Por Ani Bustamante
Llegar a Lima en pleno invierno, húmedo y gris, redescubrir sus costas y su acento es una experiencia que he decidido volcar hoy en algunas palabras, quizás porque el cuerpo a cuerpo con mi ciudad me sobrepasa.
Pienso en Lima como en un mapa, y no puedo evitar empezar a dibujar mi deseo en él, así, entre la gastronomía (orgullo nacional) y el añorado mar, me interrogo por el lugar que ocupa el psicoanálisis en este país.
De pronto, entre bienvenidas y preguntas, surgen sugerencias proponiendo formulas para el éxito y la pose. En medio de un país que intenta resurgir y tener voz propia, las preocupaciones por el estatus disuelven las singularidades. Grupos cerrados, discursos trasnochados sobre la pertenencia coagulan identificaciones que nos tornan viejos aislados en sus sueños grandiosos.
Pensar es perderse continuamente, como diría Benjamin: “importa poco no saber orientarse en una ciudad. Perderse, en cambio, en una ciudad como quien se pierde en el bosque, requiere aprendizaje.” Y es este el aprendizaje que creo, debemos intentar. Pensar, decía, es perderse, perder las propias identificaciones, perder la idea sólida que tenemos de nosotros mismos (como un yo narciso y solo) y de lo que creemos nos pertenece.
Estoy intentando aprender a perderme en mi ciudad de origen.
Hablar sin predeterminar el discurso a un a priori doctrinario ¿será posible? En todo caso sacudirme el polvo (si es que todavía no se han creado rocas y piedras inútiles) y pasear un poco, hablar buscando una diferencia, escribir para perder.
Dan ganas de conocer Lima….
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BUSCO UN MAPA>>Nací en Lima, era un invierno, probablemente húmedo y gris, como el invierno que ahora te ha dado la bienvenida. En Lima he podido gozar y tener placer, pero siempre me he “perdido” mas, “gozando” que teniendo “placer”…….Aún teniendo un mapa, en Lima uno se pierde por su comida, por sus mares, por sus manjares, por sus contradicciones y sobre todo por sus mujeres. “Trazamos” nuestras rutas, la brisa recorre nuestros “pliegues” y los olores nos llevan a nuevas calles, nuevos callejones, nuevas casas, viejas quintas…….que maravillosas quintas tiene Lima, que ni las corralas madrileñas mas bonitas las igualan. Lima me enseñó a “gozar” y Madrid me enseñó el “placer”. Abro los ojos y estoy perdido otra vez. Busco un mapa. “El Ratón”
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Y aquí me reencuentro en el correo de hoy que he dejado a medias…>>Escribir para perder… es lo mejor que he leído en años.>>Qué largo recorrido me espera. >Juro he de grabarme esa frase en la frente, bajo la piel.>>(De un verso)
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Te puede quedar un lindo tatuaje, Mar 🙂 >Bajo la piel (de un verso)… claro! tus versos son orgánicos, tocables y grabables… bajo pieles y reversos.>Precioso recorrido de inscripciones.>>Escribir para perder, sí. La escritura siempre deja un resto, algo que se pierde en lo imposible del decir. Ese resto es el centro que no existe salvo porque está siendo bordeado por palabras temblorosas… aqui, encuentro un punto en relación al texto que me enviaste ayer. >Tengo pendiente su despliegue…>>Gracias por tus palabras>Mil besos
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Alex, cómo te he tenido tan abandonado y perdido en estos laberintos blogueros. Que sepas que yo me ofrezco a trazar mapas contigo, entre Lima y Madrid, para que te pierdas con tranquilidad.
Tu comentario es precioso y, como siempre, das en el clavo con los placeres.
Besos grandes
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