Playa Itzbu

Por Mónica Arzani 2675281

Recuerdo el día de la ceremonia, mi cuerpo desnudo frente al espejo, un cuerpo infantil, sin protuberancias femeninas, casi cubierto por mi cabello oscuro. La abuela me ayudó a colocarme la túnica y me acompañó hasta la entrada del bosque, era en la escollera de la playa Itzbu en donde debía esperarlo. En mi mano llevaba el ramo de novia, hecho de azucenas. Yo avanzaba despacio, tan serena y pálida como cualquier otra flor de mi ramo.

La luz cegaba mis ojos recién salidos del sueño, me había despertado apenas despuntaba el día. No sabía qué hacer con mi miedo y cuando miré el cielo con mirada de infancia, lo vi. Desplegaba una danza perdiéndose en las miles de formas que dibujaban las nubes, para volver a aparecer oscuro y vigoroso.

Él sabía perfectamente que hacer, a pesar de no ser de mi especie y hundió su pico en mi entrepierna para envestirme rítmicamente hasta flotar en la untuosidad de mi sangre.

Pasaba el tiempo y los sangrados se repetían con regularidad pero esta vez llenaban mi cuerpo de silencio y de tristeza. A pesar de que mi esposo cumplía ampliamente con los deberes maritales, yo no concebía. Un jardín sin frutos, como decía la abuela.

Hasta que un día las sábanas hablaron por si solas exhibiendo simplemente su blancura.

Sí, nuestra unión había sido bendecida por una maternidad múltiple. Después de empollar varios huevos, nacieron pajaritos muy pequeños, plumones amarillos en nada parecidos a mi fornido esposo pero como resultaron muy bulliciosos, decidimos no conservarlos. Por suerte el padre se ocupó de todo sin requerirme para nada.

Unos meses más tarde tuve un niño con características humanas, pero pasado un tiempo nos dimos cuenta que de su boca no más salían trinos y terminamos por regalarlo a un circo que un día de tantos apareció por el bosque.

A mi pájaro lo enojaron mucho estos tropiezos, parecía rasgar los cielos cuando volaba. Así fue que iba amaneciendo un día, cuando me dijo: te devuelvo a tu casa. Es demasiado temprano, le contesté. Te devuelvo igual.

Monté entonces su lomo esponjoso que guardaba todavía el aroma de mi cuerpo y del que me exiliaría para siempre y partí.

A vuelo de pájaro, fugaz como una ráfaga fui depositada en el umbral de la que volvería a ser mi casa, yo y mi pequeña vida. Y él se hundió sólo, en el horizonte púrpura del comienzo del día.

El resto de mi vida fue del color de los pétalos secados en la estufa. Transcurrió tranquila. Esposos, separaciones, hijos. Pero cuando el silencio y el espejo me amargan el día, me llego hasta la ventana y balbuceo su nombre mirando los cielos.

Comments

  1. José Milmaniene says:

    Narrativa poético existencial que expresa el mítico origen traumático de la sexualidad: Se trata del fantasma del encuentro del Falo con el cuerpo virginal de la niña ( no horadado aún por la marca de la castración), del cual caen «restos» siniestros inherentes a todo goce incestuoso. El Otro innominado alude al imposible amor edípico,que se anhela cuando la vida erótica se estabiliza en el campo del principio del placer.

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    • si, efectivamente, el cuento nos coloca frente a la experiencia del «traumatismo» (trou-matisme) del encuentro entre lalengua y cuerpo…
      Hermosa la alusión al «exilio del cuerpo»

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  2. José Milmaniene says:

    Este cuento se inscribe en una narrativa que expresa en forma poética los enigmas de la sexualidad los misterios de la muerte, sobre los cuales el psicoanálisis ha fundado su clínica.

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  3. José Milmaniene says:

    El relato es un testimonio del (des) encuentro entre los fantasmas incestuosos y el cuerpo del narcisismo. Se trata de las vicisitudes de la feminidad, hecha de fantasmas desiderativos ligados a la pérdida de la virginidad, a los hijos incestuosos, al Otro sin rostro que habita el imaginario de la niña, al cuerpo «marcado» por la falta , y a la necesidad de dar cuenta a través del lenguaje de estos fantasmas edípicos de imposible realización. La vida finalmente oscila entre los placeres logrados y los goces perdidos, entre el mítico pasado que no fue y la utopía del futuro siempre por venir….

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